12 de julio de 2016

Bárcena Mayor: un pueblo con encanto que conserva su identidad



Imagen de una casa típica desde el interior del lavadero de Bárcena Mayor
Escondido entre montañas del Parque Natural Saja-Besaya, el minúsculo pueblecito de Bárcena Mayor es un ejemplo del estilo de vida tradicional de la Cantabria rural. Sus calles empedradas, los lavaderos públicos, las casas típicamente cántabras… son algunos de los atractivos de este municipio situado a 495 metros sobre el nivel del mar. Enanos viajeros acudió… y aquí os lo contamos.
Bárcena Mayor es una visita absolutamente recomendable, casi nos atreveríamos a decir que imprescindible en un recorrido por Cantabria. El turismo que lo visita durante todo el año es la prueba fehaciente, y sin embargo no sufre la masificación, o incluso la artificialidad, de que adolecen otros municipios de la comunidad (podría ser el caso de Santillana del Mar). Bárcena Mayor conserva el encanto de los pueblos de siempre, y de alguna manera ha conseguido conjugar las exigencias del turismo con la conservación de su propia identidad.
Dejamos el coche en el aparcamiento (obligatorio… y gratuito) y emprendemos el camino al pueblo, que está a tan sólo 200 metros. Este pequeño paseo nos da una primera pista sobre lo que vamos a encontrar: las farolas que nos acompañan en el camino contienen un enigmático escudo acompañado de una corona y una fecha: el año 1832. Según hemos podido averiguar, no es que las farolas daten de este año, sino que son ‘farolas ferlandinas’, con un escudo que forman dos ‘F’ contrapuestas y un número romano (VII). La fecha de 1832 no es otra que la del nacimiento de Luisa Fernanda de Borbón, hija de… lo habéis adivinado, Fernando VII. En palabras del cronista Aristóteles Moreno, estas farolas  “no son bonitas ni feas, sino todo lo contrario”, y tal vez esa sea su principal virtud.
El suelo empedrado dificulta avanzar con el cochecito de bebé
Dejamos atrás las farolas, que es lo de menos, y entramos en Bárcena Mayor. Para los que viajamos con niños hay que tener en cuenta al menos tres cosas: la primera, si vais con cochecito de bebé, olvidaos de él, dejadlo en el coche. Las ruedas son incompatibles con el empedrado del suelo (que, por otra parte, le da encanto al pueblo). Segundo: la comida. Tratad de reservar con antelación y comer a las 14.30h o antes; así tendréis  espacio y comodidad. Los restaurantes sirven menús infatiles y platos para niños, eso no será problema. Y tercero: dejadlos correr. El pueblo es pequeño y manejable, hay un parque infantil y varias fuentes de agua fresca, por si vais en verano.
Bárcena Mayor tiene sus orígenes en el siglo IX, y poco a poco fue incrementando su población hasta el siglo XVIII, cuando entró en crisis demográfica. Actualmente tiene unos 85 habitantes, y gracias al turismo. En 1979 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico, y la verdad es que lo vale. Lo más característico son sus casas, típicas del medio rural en Cantabria, formadas por dos plantas con un soportal en la parte baja. Nos gustó ver que las casas más viejas, abandonadas algunas de ellas, son idénticas en estructura a las casas actuales. Digamos que es una ‘prueba de autenticidad’ que no siempre se da.
Fuente de agua fresca. Data de 1929.

Si podéis, echad un vistazo a la Casa Rectoral, que incorpora algunos elementos arquitectónicos más ‘cultos’, como la arquería del soportal o la decoración de la piedra y la madera. Tal como explica la placa que encontraréis en la puerta, es un buen ejemplo de la arquitectura montañesa del siglo XVIII.
Uno de los atractivos de Bárcena Mayor es su gastronomía. Es un pecado no pedir un buen cocido montañés, que se compone de alubia blanca y berza, junto con chorizo, costilla, morcilla y tocino. Nosotros lo probamos en el restaurante La Solana (942 091 200), cuyo menú de 12 euros incluye barra libre de cocido montañés. 
Parque infantil junto al río Argoza
 
El pueblo cuenta con un parque infantil situado entre las casas, con el atractivo especial de unas bonitas vistas y una inmejorable ‘música’ de fondo: el descenso del río Argoza.
En verano, los niños disfrutarán con la omnipresencia del agua. Varias fuentes (una de ellas de 1929) les permitirán refrescarse, y además podrán visitar los lavaderos de la aldea, que son una excelente manera de introducirles en la historia reciente de este país.
lavadero en una plaza de Bárcena Mayor

Por otro lado, si queréis comprar regalos, hay varias tiendas de artesanía y productos típicos. En definitiva, una visita más que recomendable a tan sólo 67 km de Santander.
Balcón decorado con flores en una casa de Bárcena Mayor

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