22 de febrero de 2013

Excursión por la naturaleza hacia el mirador de la zona volcánica de Les Preses (Olot, Girona)

Con la peque en la mochila...
Hoy voy a hablaros de una excursión por la montaña que podéis hacer prácticamente en cualquier época del año (evitando, quizá, algunas semanas del año de frío o calor extremo); se trata de una salida por los paisajes volcánicos de La Garrotxa, concretamente en la zona de Les Preses.
Es una salida de dificultad media; no tanto por la duración o la distancia, sino porque hay algunas subidas exigentes. ¡Pero que nadie se asuste! Nosotros la hicimos con la peque cuando tenía dos añitos y medio. Durante una parte del trayecto ella viajó cómodamente en la mochila, y durante otra parte caminó con nosotros.
La salida de la ruta se encuentra en la antigua estación del Carrilet, que queda justo a la entrada de Les Preses (pueblo muy cercano a Olot, en Girona). En una antigua estación de ferrocarril hay ahora una pequeña oficina de turismo, donde disponéis de un mapa orientativo.
Nuestra ruta deja atrás la estación y se adentra en la montaña, pasando junto a una granja. Es una buena oportunidad paraque los niños vean de cerca las gallinas y otros animales de granja, y es que el camino pasa literalmente por en medio de la granja. Hay un momento en que parece que el camino muera ahí mismo, pero enseguida veremos que continúa. Es el llamado Camí de les Barrincoles.
Camí de les Barrincoles
El camino está bien señalizado, excepto en los 2 primeros km
Aquí empieza la parte dura de la salida: son 2 km de subida fuerte,que hay que tomarse con calma. ¡No hay prisa! La subida va haciendo un zig-zag siempre hacia arriba, en dirección al Puig Rodó. En esta subida la enana se nos quedó dormida plácidamente (los niños son muy listos para estas cosas), así que nos tocó cargar todo su peso a la espalda y... ¡hacia arriba!
Pero antes de llegar al Puig Rodó hay dos paradas interesantes: por un lado, un merendero con mesas de madera ideal para hacer un descanso y comer algo. Estamos en el Área Recreativa de Xenacs. Además, justo al lado hay un restaurante por si necesitáis ir al WC o bien os apetece tomar algo. Justo al lado del restaurante comienza una pista que nos llevará hasta nuestro destino: el mirador del Puig Rodó, situado a una altura de 909 metros sobre el nivel del mar. Es un camino precioso, no excesivamente duro, que tiene una gran virtud para los niños: todos los árboles están señalizados con su nombre. Así los niños pueden aprender cosas nuevas en medio de la naturaleza.
Vacas bajando del Puig Rodó
Una vez arriba, las vistas son espectaculares. Veréis que hay un mirador circular, de piedra, en el que la cámara se hace imprescindible. Desde aquí divisaremos el Canigó, el Costabona, los volcanes Croscat y Santa Margarita, la fageda d’en Jordà, el valle de Olor, la sierra del Puigsacalm…
La bajada la haremos por el mismo camino, pero al llegar al merendero, tomaremos el Camí dels Bous, que nos lleva directamente al punto de partida y final de la excursión.
En total son casi 10 km de caminata. Nosotros lo hicimos con toda la tranquilidad del mundo en cuatro horitas y media. Es una excursión bonita, con un punto de exigencia, que no obstante puede hacerse con niños si os lo tomáis con calma y les dais los descansos adecuados (es muy posible que nosotros los necesitemos más que ellos!).
Vistas desde el mirador del Puig Rodó (909 m).
Podréis ver más información en el enlace siguiente: http://www.atma.cat/index.php?action=mostrarContenido&modul=contenido&id_seccion=124&lang=es

20 de febrero de 2013

Balcón de Válor: auténtica alpujarra granadina

Entrada de nuestra casa en el Balcón de Válor
En el momento de redactar este post aún faltan meses para el verano, pero si sois de los que prefieren prevenir, aquí va una propuesta interesante. Veréis: el año pasado teníamos muchas ganas de desconectar de la ciudad y pasar unos días en una casa rural. Empezamos a mirar opciones cerca de Granada, que es una ciudad que nos encanta visitar. Y finalmente surgió nuestro destino: el Balcón de Válor, un pequeño complejo vacacional que reunía todo lo que buscábamos: entorno rural, zona para niños, piscina y tranquilidad, mucha tranquilidad...
El Balcón de Válor es un recinto de casitas ubicado en la parte alta de Válor, un pequeño pueblo de la Alpujarra granadina, aunque en este caso está más cerca de Almería que de Granada. Está junto a otro pequeño pueblo alpujarreño, Yegen, famoso porque es el lugar donde vivió el escritor inglés Gerald Brenan.
El conjunto cuenta con nueve casas de entre 2 y 8 plazas. La verdad es que todas ellas nos parecieron muy bonitas y bien distribuidas; nosotros nos alojamos en la casa número 5, de 4 plazas. Es una casa de dos pisos que tiene un amplio comedor con cocina 'americana' en la planta baja y 2 habitaciones espaciosas en la planta alta. Nos gustó especialmente la terraza de la planta baja, a la que se accede desde el comedor. Tiene unas magníficas vistas, especialmente para contemplar la puesta de sol, y pasamos horas leyendo o charlando. Nuestros vecinos (franceses) resultaron ser gente muy silenciosa, así que la estancia fue aún más tranquila.
Baño auténticamente alpujarreño a mediodía...
La Alpujarra es una zona muy visitada por turistas extranjeros; tal vez atraídos por el propio Gerald Brenan, del que os hablaba antes, o por otros escritores que descubrieron en estas montañas de Sierra Nevada su 'otra casa'.
El Balcón de Válor es una muy buena opción para ir con niños en verano, por varias razones: a pesar del temido calor andaluz, la sierra alpujarreña tiene su propio clima, bastante más fresco que el insorportable calor africano de Sevilla o incluso Granada ciudad. Además, dentro del 'complejo' los niños pueden corretear sin problemas. Por supuesto, el hecho de que haya piscina y zona de juegos infantiles es otro punto a favor. A mí me gustó especialmente que los niños (entonces sólo teníamos a la peque, que tenía 2 añitos) vivieran unos días en un entorno rural real, es decir, sin animales encerrados o 'de escaparate'. Cada día nos despertaba un rebaño de ovejas, y a menudo descansaban junto a nuestra casa algunos caballos (varias veces nos acercamos con la niña a acariciarlos).
Aspecto del conjunto de casas
Válor no es un lugar perdido en el bosque; es un pueblo en la sierra. Así que no es un lugar aislado en medio de la naturaleza, sino un pequeño pueblo en un entorno rural. En Válor hay suficientes tiendas, supermercados y servicios de todo tipo. Hay también algún pequeño restaurante, y en la carretera hay un bar con juegos para niños y, lo más importante... menús apropiados, bocatas, etc. Todo a un precio más que razonable.
Como cosas no tan buenas, el acceso al Balcón de Valor (al final de una empinada subida) pasa por una zona degradada, que resta encanto a la ubicación del lugar. Y tengo que deciros que, si no hubiera sido por un ataque furtivo de pulgas (no necesariamente en la casa, ojo), ¡mi viaje hubiera sido un poquito más placentero!
Con todo, un sitio muy recomendable para ir con niños. Probablemente repetiré. Quizás en invierno, ¿por qué no?

17 de febrero de 2013

Monasterio de Piedra: un oasis de paz para ir con niños... ¡y sin cochecito!

Un oasis ideal para las épocas de calor...
Si vuestra próxima escapada es cerca de Zaragoza y aún no conocéis el Monasterio de Piedra... ¡apuntadlo en la lista de visitas imprescindibles! No os arrepentiréis. Es un auténtico oasis en muchos sentidos. Por un lado, el agua fluye por todas partes, lo cual se agradece mucho cuando el calor aprieta. Pero, además, el Parque del Monasterio de Piedra es un espectáculo de naturaleza para los niños (¡y para los que no lo son!).
La web del Conjunto Turístico del Monasterio de Piedra (http://www.monasteriopiedra.com/) tiene todo tipo de información, así que no nos extenderemos mucho en los atractivos que incluye el parque y el monasterio, porque encontraréis multitud de detalles. Pero si vais con niños, aquí van algunos apuntes que os pueden ser útiles.

Detalles prácticos:
El parque del Monasterio de Piedra es una visita de un día entero. Aunque el recorrido puede hacerse en menos tiempo, si no queréis ir con la lengua fuera es aconsejable destinar toda una jornada. Vale la pena. Además, en el interior del parque encontraréis merenderos, zonas de juego infantil, superficies de hierba para que los niños disfruten corriendo y tirándose...
En cuanto a la comida, tenéis dos opciones: o bien lleváis comida preparada (hay zonas de picnic para comer con comida de casa) o bien aprovecháis el bar que hay a la salida del parque (bastante económico y bien surtido). También hay un restaurante más selecto si preferís disfrutar de la gastronomía de la zona. En el interior del parque encontraréis también varios lavabos y máquinas de refrescos.
Acceso a la gruta Iris
Si vais con bebés o niños muy pequeños, lo mejor es que dejéis el cochecito y uséis una mochila o portabebés: ¡si algo no falta en el parque son escaleras! Podéis igualmente entrar con cochecito, pero vuestra visita se verá mucho más limitada.
Una de las cosas que os recomiendo no perderos es la Gruta Iris y la Cola de Caballo. Para acceder hay que internarse en una escalera que baja de forma pronunciada por la gruta. En algún tramo puede resultar un poquito claustrofóbico (nada del otro mundo, pero aviso por si alguien sufre especialmente en este sentido). Eso sí, tras unos pocos minutos de escaleras (en este caso, de bajada) el espectáculo merece la pena. Para los niños de 3-4 años, estas escaleras no representan mayor problema siempre que vayan acompañados en todo momento.
También es muy recomendable subir hacia la Cascada de la Caprichosa. La subida es intensa y si vais con niños muy pequeños conviene hacerlo poco a poco, pero es cuestión de unos minutos y, una vez más, el resultado vale la pena: es uno de esos parajes en los que uno no puede dejar de hacer fotos (¡prohibido hacer esta visita sin cámara!).
El parque cuenta zon zonas de picnic, césped para descansar...
Además de estas cascadas y grutas, los niños pueden disfrutar de un espectáculo de vuelo de rapaces. Incluso hay unos guías a la entrada del parque que te proponen hacerte una foto con un águila en el brazo (a la salida os encontraréis vuestra foto, por si queréis comprarla).
Una vez fuera del parque, si os quedan fuerzas, es muy aconsejable hacer una visita al Monasterio (cisterciense, siglo XII). Se hacen visitas guiadas que valen la pena, y en las que veréis un Museo del vino, el Claustro del Monasterio, una exposición temática sobre el chocolate (en el monasterio de Piedra se elaboraba) y algunos restos correspondientes al período de la desamortización de Mendizábal (1835).
La entrada al Parque tiene un precio de 15 euros para los adultos y de 11 euros para niños de 4 a 12 años y jubilados. Los menores de 4 años no pagan. Hacen descuentos por familia numerosa (aquí veréis las tarifas de este año). Sinceramente, a nosotros nos parecieron unos precios algo caros (una pareja que vaya con dos niños pagará 52 euros (sin contar comidas). Por otra parte, es cierto que el parque da mucho de sí.
En cuanto al alojamiento, el monasterio cuenta con un hotel de 62 habitaciones que tiene piscina propia. Vaya, muy poco que ver con la vida de los monjes que dejaron el monasterio hace dos siglos...

11 de febrero de 2013

Cal Bernoi: una casa rural muy recomendable para viajar en familia

La casa es preciosa: una antigua masía restaurada
El pasado fin de semana estuvimos de turismo rural con los peques en Cal Bernoi, muy cerquita de Solsona (a unos 100 km de Barcelona). Fue una estancia muy agradable y ya os adelantamos que es un lugar muy recomendable: naturaleza, tranquilidad, relax...
Pero vamos por partes. Cal Bernoi es una casa rural situada a medio camino entre Clariana de Cardener y Solsona, con un emplazamiento interesante: por un lado, está muy bien comunicada (cerquita de la C-55). Por otro lado, está lo suficientemente lejos de los núcleos de población como para disfrutar de una tranquilidad que los que vivimos en la ciudad agradecemos mucho. Está a sólo 2 km del pantano de Sant Ponç. Para llegar a la casa hay que desviarse de la C-55 y tomar una estrecha carretera (en realidad, camino rural asfaltado) que transita entre granjas. Cada una de estas granjas o fincas tiene un nombre, y Bernoi es una de ellas.
La casa tiene capacidad para 26 personas. Está dividida en diferentes espacios, de forma que puedes alquilar la casa grande o sólo un apartamento. Los propietarios lo han hecho con gracia y cada uno de esos espacios tiene su propio nombre: L'eixida, El sostret, El Cobert, La Galeria, La Casa...
Nosotros escogimos la casa grande, aprovechando que íbamos varias parejas, todos con niños. Y aquí entramos en materia. ¿Es Cal Bernoi una casa adecuada para ir con niños? La respuesta es, claramente, sí. Aunque con algunos pequeños detalles que habrá que tener en cuenta.
Zona de juegos con columpio, tobogán, arena...
Empecemos por lo bueno: Cal Bernoi es una casa preciosa, muy cuidada y bien equipada. Nos prepararon sin problemas una cuna para nuestro bebé de 5 meses, y cuando llegamos tenían la calefacción a pleno rendimiento, lo cual se agradeció mucho en un fin de semana de temperaturas gélidas. El dueño, muy solícito, nos estaba esperando cuando llegamos y nos explicó con todo lujo de detalles lo que necesitábamos saber de la casa. Está equipada con lavavajillas, horno, microondas, nevera y congelador... en fin, todo lo que podíamos necesitar e incluso un poco más. De hecho, nos obsequiaron con un pan rústico y una botella de cava. ¡También había café por si no habíamos llevado! Incluso nos dijo que, por la mañana, visitáramos al pony Totó, lo cual fue un acierto con los niños. En resumen: un recibimiento de manual.
Totó, el pony que causó sensación entre los niños...
Las habitaciones son cómodas y espaciosas, y el comedor (con chimenea) también es muy amplio. Los lavabos estaban limpios y cuidados. Todas las habitaciones tenían toallas y mantas. Muy bien. También hay televisor, ¡aunque es algo de lo que uno puede prescindir en una casa rural!
En la planta baja, que es comunitaria (aunque no nos cruzamos con nadie este fin de semana), hay una gran sala de juegos con futbolín, libros infantiles, juguetes para los niños... un acierto, la verdad.
Y fuera, frente a la casa, hay una zona infantil con columpios de madera y un tobogán de plástico. También hay un espacio de arena para que los niños jueguen con cubos y palas.
Dos cosas más a tener en cuenta: justo al lado de la zona infantil hay un área de barbacoas, y en la parte posterior hay una piscina con escaleras para que los niños se metan poco a poco y tumbonas para tomar el sol (por cierto, si vais en verano, que sepáis que la casa está bien protegida con mosquiteras en todas las ventanas; parece una tontería pero unas picadas inorportunas pueden aguarte el fin de semana).
Para nosotros, el único 'pero' de esta casa es la escalera. Es una escalera de piedra que conecta la planta baja (zona común) con el primer piso (habitaciones, cocina y comedor). Nos pareció un poco peligrosa para los niños porque queda completamente abierta por la derecha, y los peldaños son un poco grandes para los peques. Esto nos obligó a estar especialmente atentos cada vez que alguno de los niños pequeños tenía que subir o bajar (tuvimos que insisitirles mucho en que subieran y bajaran pegados a la pared, y que nunca lo hicieran con prisas).
Escalera de acceso a la primera planta
Otra cosa para los que viajáis con bebés: los baños tienen plato de ducha (no bañera), así que tenéis dos opciones: o lleváis una sillita de baño para no dejaros los riñones, o bien hacéis como nosotros y usáis la generosa pica del lavabo ;)
La parte buena es que está bien iluminada y que hay una puerta que puedes cerrar para evitar que bajen por su propia iniciativa (por ejemplo, si estás durmiendo y uno de los niños se levanta).
En cuanto al entorno de la casa... genial. Justo delante de la casa hay un camino que se interna en el bosque (nada especial, sólo un paseo familiar). La zona que envuelve la casa es totalmente abierta, con un césped bien cortado que invita a tumbarse o a corretear con los peques. Y si decidís hacer escapadas furtivas (como una sesión de running), la carretera rural es ideal: casi no hay coches en todo el día y podéis ir al pantano (saliendo de la casa a la izquierda) o bien visitar las granjas rurales (saliendo a la derecha).
¿Y de los precios? Bueno, nos parecieron correctos: unos 24 euros por persona y día, contando niños (excepto el bebé, que no contaba).
En resumen: una muy buena opción para ir con niños a disfrutar de un fin de semana tranquilo y en medio de la naturaleza. ¡Ya nos contaréis qué os parece a vosotr@s!