11 de febrero de 2013

Cal Bernoi: una casa rural muy recomendable para viajar en familia

La casa es preciosa: una antigua masía restaurada
El pasado fin de semana estuvimos de turismo rural con los peques en Cal Bernoi, muy cerquita de Solsona (a unos 100 km de Barcelona). Fue una estancia muy agradable y ya os adelantamos que es un lugar muy recomendable: naturaleza, tranquilidad, relax...
Pero vamos por partes. Cal Bernoi es una casa rural situada a medio camino entre Clariana de Cardener y Solsona, con un emplazamiento interesante: por un lado, está muy bien comunicada (cerquita de la C-55). Por otro lado, está lo suficientemente lejos de los núcleos de población como para disfrutar de una tranquilidad que los que vivimos en la ciudad agradecemos mucho. Está a sólo 2 km del pantano de Sant Ponç. Para llegar a la casa hay que desviarse de la C-55 y tomar una estrecha carretera (en realidad, camino rural asfaltado) que transita entre granjas. Cada una de estas granjas o fincas tiene un nombre, y Bernoi es una de ellas.
La casa tiene capacidad para 26 personas. Está dividida en diferentes espacios, de forma que puedes alquilar la casa grande o sólo un apartamento. Los propietarios lo han hecho con gracia y cada uno de esos espacios tiene su propio nombre: L'eixida, El sostret, El Cobert, La Galeria, La Casa...
Nosotros escogimos la casa grande, aprovechando que íbamos varias parejas, todos con niños. Y aquí entramos en materia. ¿Es Cal Bernoi una casa adecuada para ir con niños? La respuesta es, claramente, sí. Aunque con algunos pequeños detalles que habrá que tener en cuenta.
Zona de juegos con columpio, tobogán, arena...
Empecemos por lo bueno: Cal Bernoi es una casa preciosa, muy cuidada y bien equipada. Nos prepararon sin problemas una cuna para nuestro bebé de 5 meses, y cuando llegamos tenían la calefacción a pleno rendimiento, lo cual se agradeció mucho en un fin de semana de temperaturas gélidas. El dueño, muy solícito, nos estaba esperando cuando llegamos y nos explicó con todo lujo de detalles lo que necesitábamos saber de la casa. Está equipada con lavavajillas, horno, microondas, nevera y congelador... en fin, todo lo que podíamos necesitar e incluso un poco más. De hecho, nos obsequiaron con un pan rústico y una botella de cava. ¡También había café por si no habíamos llevado! Incluso nos dijo que, por la mañana, visitáramos al pony Totó, lo cual fue un acierto con los niños. En resumen: un recibimiento de manual.
Totó, el pony que causó sensación entre los niños...
Las habitaciones son cómodas y espaciosas, y el comedor (con chimenea) también es muy amplio. Los lavabos estaban limpios y cuidados. Todas las habitaciones tenían toallas y mantas. Muy bien. También hay televisor, ¡aunque es algo de lo que uno puede prescindir en una casa rural!
En la planta baja, que es comunitaria (aunque no nos cruzamos con nadie este fin de semana), hay una gran sala de juegos con futbolín, libros infantiles, juguetes para los niños... un acierto, la verdad.
Y fuera, frente a la casa, hay una zona infantil con columpios de madera y un tobogán de plástico. También hay un espacio de arena para que los niños jueguen con cubos y palas.
Dos cosas más a tener en cuenta: justo al lado de la zona infantil hay un área de barbacoas, y en la parte posterior hay una piscina con escaleras para que los niños se metan poco a poco y tumbonas para tomar el sol (por cierto, si vais en verano, que sepáis que la casa está bien protegida con mosquiteras en todas las ventanas; parece una tontería pero unas picadas inorportunas pueden aguarte el fin de semana).
Para nosotros, el único 'pero' de esta casa es la escalera. Es una escalera de piedra que conecta la planta baja (zona común) con el primer piso (habitaciones, cocina y comedor). Nos pareció un poco peligrosa para los niños porque queda completamente abierta por la derecha, y los peldaños son un poco grandes para los peques. Esto nos obligó a estar especialmente atentos cada vez que alguno de los niños pequeños tenía que subir o bajar (tuvimos que insisitirles mucho en que subieran y bajaran pegados a la pared, y que nunca lo hicieran con prisas).
Escalera de acceso a la primera planta
Otra cosa para los que viajáis con bebés: los baños tienen plato de ducha (no bañera), así que tenéis dos opciones: o lleváis una sillita de baño para no dejaros los riñones, o bien hacéis como nosotros y usáis la generosa pica del lavabo ;)
La parte buena es que está bien iluminada y que hay una puerta que puedes cerrar para evitar que bajen por su propia iniciativa (por ejemplo, si estás durmiendo y uno de los niños se levanta).
En cuanto al entorno de la casa... genial. Justo delante de la casa hay un camino que se interna en el bosque (nada especial, sólo un paseo familiar). La zona que envuelve la casa es totalmente abierta, con un césped bien cortado que invita a tumbarse o a corretear con los peques. Y si decidís hacer escapadas furtivas (como una sesión de running), la carretera rural es ideal: casi no hay coches en todo el día y podéis ir al pantano (saliendo de la casa a la izquierda) o bien visitar las granjas rurales (saliendo a la derecha).
¿Y de los precios? Bueno, nos parecieron correctos: unos 24 euros por persona y día, contando niños (excepto el bebé, que no contaba).
En resumen: una muy buena opción para ir con niños a disfrutar de un fin de semana tranquilo y en medio de la naturaleza. ¡Ya nos contaréis qué os parece a vosotr@s!

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