26 de febrero de 2017

Guimerà (Lleida): un tesoro medieval en el corazón de Catalunya

Iglesia de Santa Maria, desde la torre del castillo de Guimerà (s.XI).
Si nos piden que destaquemos dos o tres poblaciones medievales de Catalunya, seguramente la mayoría de nosotros no citará Guimerà. Es normal teniendo en cuenta que tiene que competir con núcleos como el Pals, Besalú, Peratallada y otros muchos. Es una lástima que Guimerà permanezca en un relativo anonimato, pero seguramente es también la razón de que este pequeño pueblecito de Lleida, a medio camino entre Santa Coloma de Queralt y Montblanc, conserve aún esa pátina de autenticidad que se respira en sus calles.
Guimerà se encuentra en pleno corazón de Catalunya, ligeramente hacia el sudoeste. Queda a tiro de piedra de Montblanc, otro de los núcleos medievales que le restan protagonismo. Pero nadie puede negar que es un pueblo con encanto, con una estructura urbanística única. Sus casas escalan por la ladera de la montaña desde el río Corb hasta el castillo. El resultado es un aspecto tan inusual como atractivo, digno de ser visitado.
Uno de los grandes atractivos de Guimerà son sus callejones empedrados, que suben de forma laberíntica en un recorrido lleno de arcos, escaleras y muros. Los niños se sorprenden con cada nuevo rincón y con la multitud de pequeñas puertas semiescondidas. Muchas de sus casas exhiben en el dintel una inscripción con la fecha de construcción. Abundan las casas de principios del siglo XVIII.
Guimerà nació y creció alrededor del castillo, documentado ya en el año 1077. Aún conserva su torre, parcialmente destruida, que permite hacer un alucinante viaje al pasado y contemplar desde lo más alto unas vistas únicas.
Los callejones de Guimerà conservan su encanto medieval

Llegar al castillo es extremadamente sencillo, porque es claramente una referencia visual para todo el pueblo. Podéis acceder subiendo por las callejuelas del pueblo o bien directamente en coche. Os recomendamos la primera opción, mucho más enriquecedora. Una vez en el castillo, podremos acceder gracias a una plataforma de aluminio creada expresamente para los visitantes. Primero podremos acceder a la torre, y una vez dentro de ella, ascender hasta el punto más alto.


Para llegar, subiremos por una escalera de cemento que caracolea siguiendo los muros de la propia torre. Una vez arriba, encontraremos un pequeño tramo de escaleras de piedra que nos llevan directos al exterior. Es un paso estrecho y peligroso para los más pequeños si no vamos con cuidado. Mejor estar muy atentos en este punto.

Torre del castillo de Guimerà
Estamos a una altura de 555 metros sobre el nivel del mar y las vistas son de primera. A un lado tenemos la iglesia de Santa Maria (que, por cierto, alberga un retablo de alabastro de Josep Maria Jujol, colaborador de Gaudí). Frente a nosotros, el espectacular manto de tejados que desciende hasta el río Corb. Y al otro lado, el camino que conduce hasta el vecino pueblo de Nalec. Desde aquí arriba se entiende perfectamente el sentido de estas torres: nadie podía acercarse a Guimerà en varios kilómetros a la redonda sin que un atento vigilante lo advirtiera desde el castillo.
Para los niños, las vistas no pasan desapercibidas. Y la posibilidad de visitar el interior de un auténtico castillo medieval es una experiencia que no olvidarán.
Los tejados de las casas de Guimerà, vistos desde la torre del castillo

Para los que vais con bebés, tened en cuenta que buena parte del pueblo tiene un suelo empedrado y abundan las escaleras, así que dejad el cochecito en el coche y echad mano de la mochila o portabebés.
Interior de la torre

Último tramo de escaleras de la torre

Escaleras de acceso a la iglesia de Santa Maria

Una de las muchas portezuelas del pueblo

Iglesia de Santa Maria.
En el pueblo no hay negocios turísticos, así que no encontraremos las clásicas tiendas de souvenirs, ni tampoco heladerías, pizzerías, etc. En cambio, sí hay un bar-restaurante abajo (Hostal Sant Jordi).
Nosotros visitamos el pueblo a mediodía, comimos en el mismo castillo y, por la tarde, aprovechamos para visitar Montblanc, escenario de la famosa leyenda de Sant Jordi.
Para los amantes de la cultura, á pocos km a Guimerà está Vallfogona de Riucorb, donde vivió y murió el famoso 'Rector de Vallfogona' y donde hallaremos un famoso balneario.
Y una curiosidad más: en la iglesia de Santa Maria encontraremos los escudos de los linajes Alemany y Rocabertí. ¿Os suena este último apellido?