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El dormitorio Kenia es toda una experiencia para los niños |
Viajar es una de las grandes pasiones de los impulsores de
Mundobriga, y así decidieron reflejarlo en la casa rural que hace aproximadamente un año abrieron en Munébrega, un pequeño pueblecito de 400 habitantes en la provincia de Zaragoza. Seducidos por su original apuesta, decidimos explorar este verano su casa rural, y la verdad es que no nos equivocamos.
Cuando viajas a una casa rural, lo habitual es encontrarte con una decoración rústica, que te transmita la esencia natural del entorno. Por eso son habituales las azadas, las bridas, las ruedas de molino... La propuesta de Mundobriga es diferente: lo que nos proponen es una doble experiencia:
por un lado, la tranquilidad de una casa rural. Por otro -y aquí radica su originalidad- un
viaje por los cinco continentes. La casa cuenta con cuatro apartamentos, cada uno de ellos ambientado en un continente: África, Asia, Oceanía y América.
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Hall de entrada a la casa |
Nosotros escogimos África, un apartamento con capacidad (real) para 4-7 personas. Está decorado con una divertida y ecléctica combinación de objetos del continente: desde un 'sarcófago' de Tutankhamon hasta una cocina árabe, pasando por un baño jornado.
Lo mejor para los niños es el 'dormitorio Kenia'.
Ya en la toma de contacto nos llamó la atención el contacto cercano de Marta, la gerente de la casa.
Como madre y viajera, se nota que sabe de lo que habla cuando te aconseja sobre lugares para visitar, restaurantes para comer o, sencillamente, planes para hacer con los niños. El equilibrio entre proximidad y profesionalidad son una baza imprescindible para el éxito de cualquier alojamiento, así que auguramos un buen futuro a esta casa rural.
Una vez allí, comprobamos que la casa es tal cual nos habían contado: ya en el 'hall', que más bien es un zaguán, encontramos una atmósfera muy acogedora: un confortable sofá a la izquierda, un mueble con información de la zona a la derecha y relojes con diferentes horas del mundo -el toque cosmopolita-. En esta planta hay también un gran comedor con cocina y un acceso directo al patio, donde está la
piscina infantil y una zona de descanso.
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Patio con piscina para niños |
Pero lo mejor es lo que tenemos justo delante: las escaleras de madera -39 escalones, como en la película de Hitchcok- que recorren las diferentes plantas de la casa. Mientras las subimos iremos encontrando las diferentes estancias y apartamentos, incluyendo una bien surtida
sala de juegos, una pequeña biblioteca de viajes y, por fin, arriba de todo, un solárium y un 'palomar' con vistas.
Mundobriga con niños pequeños
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Sala de juegos con billar y TV |
Si vais con niños pequeños (2-3 años o menos), tened presente que el apartamento África tiene dos pisos, y el de arriba -dormitorio Kenia- está pensado para ellos. Además de dos niños, caben también dos adultos. Si tenéis previsto que duerman solos con estas edades, pensad que podrían tropezar al bajar por la escalera a medianoche -tiene barandilla 100% segura, pero si son pequeños es complicado controlarlo-. En este caso, quizá es mejor optar por otro apartamento de una sola planta, o bien poner con los niños a un adulto (insisto: únicamente si son muy pequeños; a partir de 3-4 años, o menos si tienen destreza, se manejarán sin problemas por todo el apartamento).
Mundobriga ofrece
cunas de viaje y se aprecia una muy buena predisposición a echar una mano con los pequeños.
Sobre Munébrega
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Acceso a la casa, en la calle Mártires |
Munébrega es un pequeño pueblo de 400 habitantes situado a 15 km de Calatayud y a otros tantos kilómetros del
Monasterio de Piedra. La gente del pueblo es amable con los visitantes -esto no siempre ocurre- y a pesar de las reducidas dimensiones del municipio, tiene algunos atractivos culturales interesantes, como la iglesia de estilo mudéjar o el Camino del Cid, que pasa por Munébrega y del que encontraréis información en la propia casa (de hecho, os sellarán el 'pasaporte' del camino si os interesa).
Lo mejor
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Vistas de Munébrega desde lo alto de la casa |
- Los apartamentos son amplios y confortables, y ofrecen una inspiradora atmósfera de viaje sin perder las esencias rurales de la casa. En nuestro caso, los niños disfrutaron con el 'campamento' que encontraron en plena 'sabana' africana. Además, están bien equipados con todo lo necesario: desde útiles de cocina hasta cafetera, secador y otros muchos detalles.
- Las
vistas: no os perdáis las vistas del pueblo desde el palomar de lo alto de la casa. Además, es un excelente lugar para tomar unas copas y disfrutar de la puesta de sol o del espectáculo del cielo estrellado.
- El
patio-jardín: un acierto para los que vamos con niños. Aquí pueden jugar a sus anchas y bañarse en la pequeña piscina mientras los adultos charlan, se relajan o leen un libro porque se trata de un espacio acotado.
- La
atención personal: como ya hemos comentado, es uno de los puntos fuertes de la casa.
- El
secreto de la casa. No os diré cuál es, pero si vais, preguntad a Marta por él. Si tenéis instinto explorador, ¡os encantará!
Inconvenientes
Todo alojamiento tiene necesariamente inconvenientes... y difícilmente hay excepciones. En este caso, son inconvenientes menores, pero ahí van:
- La piscina de la casa es pequeña -una piscina desmontable-, lo que te obliga a ir a las piscinas del pueblo (que por otro lado están realmente bien, con amplitud, limpieza, buen precio y bar). Este es un pequeño handicap si buscáis un destino típico de verano.
- La casa cuenta con un sinfín de elementos decorativos que embellecen y ayudan a crear una atmósfera creativa en toda la casa. Algunos de estos objetos son delicados, y hay que tener cuidado de que los niños no los manoseen más de lo necesario -nos consta que la casa es muy tolerante en este aaspecto-.