12 de julio de 2016

Bárcena Mayor: un pueblo con encanto que conserva su identidad



Imagen de una casa típica desde el interior del lavadero de Bárcena Mayor
Escondido entre montañas del Parque Natural Saja-Besaya, el minúsculo pueblecito de Bárcena Mayor es un ejemplo del estilo de vida tradicional de la Cantabria rural. Sus calles empedradas, los lavaderos públicos, las casas típicamente cántabras… son algunos de los atractivos de este municipio situado a 495 metros sobre el nivel del mar. Enanos viajeros acudió… y aquí os lo contamos.
Bárcena Mayor es una visita absolutamente recomendable, casi nos atreveríamos a decir que imprescindible en un recorrido por Cantabria. El turismo que lo visita durante todo el año es la prueba fehaciente, y sin embargo no sufre la masificación, o incluso la artificialidad, de que adolecen otros municipios de la comunidad (podría ser el caso de Santillana del Mar). Bárcena Mayor conserva el encanto de los pueblos de siempre, y de alguna manera ha conseguido conjugar las exigencias del turismo con la conservación de su propia identidad.
Dejamos el coche en el aparcamiento (obligatorio… y gratuito) y emprendemos el camino al pueblo, que está a tan sólo 200 metros. Este pequeño paseo nos da una primera pista sobre lo que vamos a encontrar: las farolas que nos acompañan en el camino contienen un enigmático escudo acompañado de una corona y una fecha: el año 1832. Según hemos podido averiguar, no es que las farolas daten de este año, sino que son ‘farolas ferlandinas’, con un escudo que forman dos ‘F’ contrapuestas y un número romano (VII). La fecha de 1832 no es otra que la del nacimiento de Luisa Fernanda de Borbón, hija de… lo habéis adivinado, Fernando VII. En palabras del cronista Aristóteles Moreno, estas farolas  “no son bonitas ni feas, sino todo lo contrario”, y tal vez esa sea su principal virtud.
El suelo empedrado dificulta avanzar con el cochecito de bebé
Dejamos atrás las farolas, que es lo de menos, y entramos en Bárcena Mayor. Para los que viajamos con niños hay que tener en cuenta al menos tres cosas: la primera, si vais con cochecito de bebé, olvidaos de él, dejadlo en el coche. Las ruedas son incompatibles con el empedrado del suelo (que, por otra parte, le da encanto al pueblo). Segundo: la comida. Tratad de reservar con antelación y comer a las 14.30h o antes; así tendréis  espacio y comodidad. Los restaurantes sirven menús infatiles y platos para niños, eso no será problema. Y tercero: dejadlos correr. El pueblo es pequeño y manejable, hay un parque infantil y varias fuentes de agua fresca, por si vais en verano.
Bárcena Mayor tiene sus orígenes en el siglo IX, y poco a poco fue incrementando su población hasta el siglo XVIII, cuando entró en crisis demográfica. Actualmente tiene unos 85 habitantes, y gracias al turismo. En 1979 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico, y la verdad es que lo vale. Lo más característico son sus casas, típicas del medio rural en Cantabria, formadas por dos plantas con un soportal en la parte baja. Nos gustó ver que las casas más viejas, abandonadas algunas de ellas, son idénticas en estructura a las casas actuales. Digamos que es una ‘prueba de autenticidad’ que no siempre se da.
Fuente de agua fresca. Data de 1929.

Si podéis, echad un vistazo a la Casa Rectoral, que incorpora algunos elementos arquitectónicos más ‘cultos’, como la arquería del soportal o la decoración de la piedra y la madera. Tal como explica la placa que encontraréis en la puerta, es un buen ejemplo de la arquitectura montañesa del siglo XVIII.
Uno de los atractivos de Bárcena Mayor es su gastronomía. Es un pecado no pedir un buen cocido montañés, que se compone de alubia blanca y berza, junto con chorizo, costilla, morcilla y tocino. Nosotros lo probamos en el restaurante La Solana (942 091 200), cuyo menú de 12 euros incluye barra libre de cocido montañés. 
Parque infantil junto al río Argoza
 
El pueblo cuenta con un parque infantil situado entre las casas, con el atractivo especial de unas bonitas vistas y una inmejorable ‘música’ de fondo: el descenso del río Argoza.
En verano, los niños disfrutarán con la omnipresencia del agua. Varias fuentes (una de ellas de 1929) les permitirán refrescarse, y además podrán visitar los lavaderos de la aldea, que son una excelente manera de introducirles en la historia reciente de este país.
lavadero en una plaza de Bárcena Mayor

Por otro lado, si queréis comprar regalos, hay varias tiendas de artesanía y productos típicos. En definitiva, una visita más que recomendable a tan sólo 67 km de Santander.
Balcón decorado con flores en una casa de Bárcena Mayor

28 de marzo de 2016

Parque de los toboganes gigantes de Sant Cugat: ocio para los niños cerca de Barcelona

¿Recordáis la ilusión de cuando éramos niños y descubríamos un parque nuevo, o un rincón secreto en el que jugar? Nuestros padres no eran capaces de entenderlo, y es muy posible que nosotros mismos no lo recordemos ya. Pero si cerráis los ojos y tratáis de recuperar por un momento esa maravillosa sensación de que la imaginación lo podía todo... entenderéis por qué esta propuesta seducirá a vuestros niños.


Hoy os hablaremos de un parque infantil de Sant Cugat del Vallès (a unos 15 km de Barcelona) que no os dejará indiferentes. Se le conoce popularmente como el Parque de los Toboganes Gigantes, y aunque tal vez no sea ese su nombre oficial... ¿a quién le importa ese detalle?
El nombre no engaña: encontraréis grandes toboganes y, además, con diferentes formas: lisos, con baches, con curvas, en espiral, en túnel... Los niños no se cansan de tirarse una y otra vez, y no es raro que los padres lo hagan también.

Tobogán doble: ideal para 'competiciones' entre padres e hijos...

Algunos de los toboganes son tremendamente rápidos, lo que hace que los niños salgan disparados. Por eso es recomendable que, en el caso de los más pequeños (sobre todo los menores de 3 años), estemos atentos para ver cómo se manejan. Es el caso del 'tobogán de los baches', donde los niños literalmente vuelan. ¡Que nadie se asuste! No es en absoluto peligroso; se trata sólo de evitar pequeños percances.

Además de los toboganes, hay varias estructuras típicas de cualquier parque, pero destaca sobre todo la tirolina, de unos 40 metros de recorrido, donde los niños se lo pasan en grande.

La tirolina es uno de los grandes atractivos del parque

El parque dispone también de un espacio de voleibol, zonas para jugar a fútbol e incluso espacios idóneos para sentarse a disfrutar del buen tiempo y comer algo en 'modo picnic'. No está nada mal teniendo en cuenta que el acceso es público y gratuito.

¿Cómo encontrarlo? Una vez en Sant Cugat, debéis ir a buscar la calle Josep Irla y subir hasta arriba de todo (el parque quedará a la izquierda, y su nombre oficial es 'Parc Turó de Can Mates').

Vista general del parque

8 de septiembre de 2015

Subida a Montserrat con niños desde Collbató

A menudo os hablamos de actividades para hacer con niños y parece que estemos pensando en planes para hacer con bebés. Hoy os proponemos algo diferente: una excursión de cierta dureza (¡que nadie se asuste!) para disfrutar de la montaña y de unas vistas realmente excepcionales. Se trata de la subida al monasterio de Montserrat desde Collbató, que es uno de los pueblos que queda justo en la falda de la montaña.
La ruta está señalizada y sale de la iglesia de Collbató. En seguida llegaréis al área de La Salut, donde hay un merendero muy apetecible (con bar, por cierto). Si alguien tiene que quedarse abajo esperando, este es un buen punto, tranquilo y a la vez muy cercano al pueblo.
La ruta nos lleva por una pista asfaltada que lleva a las famosas cuevas del Salitre. En este punto empieza un recorrido de escaleras. Al estar al inicio de la ruta, los niños lo suelen llevar bien (los adultos, no tanto...). Una vez finaliza el tramo de escaleras, llegamos a un sendero que rodea la montaña. Desde aquí nuestro esfuerzo se verá premiado con unas vistas espectaculares: ¡es el momento de sacar la cámara o hacerse el selfie de turno!
El camino es llano durante un tramo de 1-2 km, lo cual es de agradecer, y luego seguimos subiendo. Llegaremos a un cruce en el que podemos escoger entre dos caminos (los dos llevan al monasterio). Nosotros os recomendamos el que lleva a la ermita de Sant Miquel. Es un poco más duro, pero una vez arriba, las vistas vuelven a ser increíbles y tienen la recompensa de que el camino baja hasta el monasterio en el último kilómetro.
Vistas del Parque Natural durante la subida
Una vez en el monasterio, encontraremos todos los servicios que podamos necesitar (WC, bares, etc),  y es un lugar muy agradecido para los niños, porque tienen donde correr, y las características de la roca de Montserrat lo convierten en un lugar especialmente interesante también para ellos. También hay una zona de autoservicio (cafetería y máquinas de vending) por si no queréis entrar en algún bar-restaurante.
La visita al monasterio es muy enriquecedora desde el punto de vista cultural, tanto por la historia como por la arquitectura e incluso la geología de la zona. Si os va el llamado 'turismo del misterio', Montserrat es también un lugar privilegiado, no solo por las numerosas expediciones de avistamiento de OVNIs, sino por las famosas fuerzas telúricas que se atribuyen a la montaña de Montserrat (en la explanada del monasterio encontraréis más de una referencia).
Veréis, además, que la subida a Montserrat forma parte del itinerario oficial del Camino de Santiago (tramo catalán), lo que explica las abundantes señales que hallaréis durante el camino.

Itinerario de bajada 
Para volver a Collbató, os recomendamos deshacer el camino hasta la ermita de Sant Miquel (que ahora se convierte en subida durante 1 km). A partir de aquí, tomamos el Camí de les Bateries (señalizado) que nos llevará de nuevo a Collbató.
Palo señalizador durante la subida
La bajada tiene numerosos atractivos; uno de ellos vuelven a ser las vistas, y otro los animales en libertad que frecuentan esta zona: cabras salvajes, águilas perdiceras, búhos...
Es importante bajar con precaución, especialmente los días de lluvia. Aunque no es un camino especialmente peligroso, conviene que los niños entiendas los riesgos de un resbalón inoportuno. No es un momento para hacer carreras, sino para disfrutar de la naturaleza...

Precauciones con los niños
En general, es una salida apta para niños a partir de 8 años, o menos si son niños acostumbrados a caminar. El recorrido es exigente: unos 7 km de subida y otros 6 km de bajada, con un desnivel positivo de unos 650 metros. Esto significa que debemos tener cierta seguridad de que vayan a aguantar, para evitar que una increíble salida en familia se convierta en una pequeña tortura.
Si vais con bebés, es mejor que sea una mochila a la espalda, ya que en algún tramo hay rocas (nada especialmente complicado) y no es buena idea llevar al bebé delante.
Es importante llevar agua porque durante la subida no encontraremos oportunidad de hidratarnos. Si se os agota el agua en la subida, en el monasterio podréis reponerla sin problemas.

31 de agosto de 2015

Daroca: una lección de historia apta para niños

'Puerta Baja': uno de los accesos a la seductora villa de Daroca
A menudo cuando viajamos con niños nos fijamos únicamente en la presencia de actividades y parques infantiles, y olvidamos dos elementos esenciales para casi todos los pequeños: la curiosidad y, sobre todo, la imaginación. Por eso os proponemos una visita a Daroca, un pequeño pueblo de Zaragoza en el que se respira historia medieval.
¿Qué niño/a no se deja seducir por historias de castillos, murallas y torreones? En este pueblo de 2.300 habitantes, que conserva su vieja muralla en excelentes condiciones, los niños encontrarán muchos puntos de interés. Sólo necesitan nuestro estímulo. Y para conseguirlo no está de más saber algunas cosas sobre la historia de Daroca.
Lo más importante es su ubicación: Daroca estaba en pleno Camino Real, en la ruta que enlazaba Madrid con Cataluña. Por aquí pasaban -y descansaban- los reyes de diferentes épocas, desde los Reyes Católicos hasta Felipe V, pasando por otro muchos monarcas. Esta misma condición de enclave estratégico la hizo atractiva para los árabes, que la ocuparon durante varios siglos (hasta que Alfonso el Batallador la recuperó).
Durante mucho tiempo, Daroca fue un punto clave en la península, y por tanto un codiciado objetivo militar. De ahí sus poderosas murallas, que aún a día de hoy envuelven toda la villa. En 1357, Pedro I de Castilla fracasó en su intento de apoderarse de este enclave, y esa resistencia le valió a daroca el nombre de 'Puerta Férrea de Aragón'.
Iglesia de Santo Domingo (s.XII)
Otro punto interesante es la iglesia de Santo Domingo, del siglo XII, considerada por varios expertos como el ejemplo más antiguo de mudéjar aragonés (ahí es nada).
A los niños no se les quedará ninguno de estos hitos históricos, pero sin duda les encantará contemplar la Puerta Baja, con sus imponentes torreones cuadrangulares. La calle que atraviesa el pueblo está totalmente empedrada, lo que le da al pueblo una fuerte personalidad medieval. Y si esto falla... siempre nos queda -ahora sí- el parque infantil que hay junto a la Fuente de los veinte caños.
Si queréis alojaros en Daroca, hay bastantes opciones. En este enlace encontraréis varias propuestas.

Daroca cuenta con un vistoso parque infantil...
Fuente de los veinte caños, construida en 1639 para impresionar a los visitantes



25 de agosto de 2015

Mundobriga: viajar a África en el corazón de Aragón

El dormitorio Kenia es toda una experiencia para los niños
Viajar es una de las grandes pasiones de los impulsores de Mundobriga, y así decidieron reflejarlo en la casa rural que hace aproximadamente un año abrieron en Munébrega, un pequeño pueblecito de 400 habitantes en la provincia de Zaragoza. Seducidos por su original apuesta, decidimos explorar este verano su casa rural, y la verdad es que no nos equivocamos.
Cuando viajas a una casa rural, lo habitual es encontrarte con una decoración rústica, que te transmita la esencia natural del entorno. Por eso son habituales las azadas, las bridas, las ruedas de molino... La propuesta de Mundobriga es diferente: lo que nos proponen es una doble experiencia: por un lado, la tranquilidad de una casa rural. Por otro -y aquí radica su originalidad- un viaje por los cinco continentes. La casa cuenta con cuatro apartamentos, cada uno de ellos ambientado en un continente: África, Asia, Oceanía y América.
Hall de entrada a la casa
Nosotros escogimos África, un apartamento con capacidad (real) para 4-7 personas. Está decorado con una divertida y ecléctica combinación de objetos del continente: desde un 'sarcófago' de Tutankhamon hasta una cocina árabe, pasando por un baño jornado. Lo mejor para los niños es el 'dormitorio Kenia'.
Ya en la toma de contacto nos llamó la atención el contacto cercano de Marta, la gerente de la casa. Como madre y viajera, se nota que sabe de lo que habla cuando te aconseja sobre lugares para visitar, restaurantes para comer o, sencillamente, planes para hacer con los niños. El equilibrio entre proximidad y profesionalidad son una baza imprescindible para el éxito de cualquier alojamiento, así que auguramos un buen futuro a esta casa rural.
Una vez allí, comprobamos que la casa es tal cual nos habían contado: ya en el 'hall', que más bien es un zaguán, encontramos una atmósfera muy acogedora: un confortable sofá a la izquierda, un mueble con información de la zona a la derecha y relojes con diferentes horas del mundo -el toque cosmopolita-. En esta planta hay también un gran comedor con cocina y un acceso directo al patio, donde está la piscina infantil y una zona de descanso.
Patio con piscina para niños
Pero lo mejor es lo que tenemos justo delante: las escaleras de madera -39 escalones, como en la película de Hitchcok- que recorren las diferentes plantas de la casa. Mientras las subimos iremos encontrando las diferentes estancias y apartamentos, incluyendo una bien surtida sala de juegos, una pequeña biblioteca de viajes y, por fin, arriba de todo, un solárium y un 'palomar' con vistas.








Mundobriga con niños pequeños
Sala de juegos con billar y TV
Si vais con niños pequeños (2-3 años o menos), tened presente que el apartamento África tiene dos pisos, y el de arriba -dormitorio Kenia- está pensado para ellos. Además de dos niños, caben también dos adultos. Si tenéis previsto que duerman solos con estas edades, pensad que podrían tropezar al bajar por la escalera a medianoche -tiene barandilla 100% segura, pero si son pequeños es complicado controlarlo-. En este caso, quizá es mejor optar por otro apartamento de una sola planta, o bien poner con los niños a un adulto (insisto: únicamente si son muy pequeños; a partir de 3-4 años, o menos si tienen destreza, se manejarán sin problemas por todo el apartamento).
Mundobriga ofrece cunas de viaje y se aprecia una muy buena predisposición a echar una mano con los pequeños.

Sobre Munébrega
Acceso a la casa, en la calle Mártires
Munébrega es un pequeño pueblo de 400 habitantes situado a 15 km de Calatayud y a otros tantos kilómetros del Monasterio de Piedra. La gente del pueblo es amable con los visitantes -esto no siempre ocurre- y a pesar de las reducidas dimensiones del municipio, tiene algunos atractivos culturales interesantes, como la iglesia de estilo mudéjar o el Camino del Cid, que pasa por Munébrega y del que encontraréis información en la propia casa (de hecho, os sellarán el 'pasaporte' del camino si os interesa).




Lo mejor
Vistas de Munébrega desde lo alto de la casa
- Los apartamentos son amplios y confortables, y ofrecen una inspiradora atmósfera de viaje sin perder las esencias rurales de la casa. En nuestro caso, los niños disfrutaron con el 'campamento' que encontraron en plena 'sabana' africana. Además, están bien equipados con todo lo necesario: desde útiles de cocina hasta cafetera, secador y otros muchos detalles.
- Las vistas: no os perdáis las vistas del pueblo desde el palomar de lo alto de la casa. Además, es un excelente lugar para tomar unas copas y disfrutar de la puesta de sol o del espectáculo del cielo estrellado.
- El patio-jardín: un acierto para los que vamos con niños. Aquí pueden jugar a sus anchas y bañarse en la pequeña piscina mientras los adultos charlan, se relajan o leen un libro porque se trata de un espacio acotado.
- La atención personal: como ya hemos comentado, es uno de los puntos fuertes de la casa.
- El secreto de la casa. No os diré cuál es, pero si vais, preguntad a Marta por él. Si tenéis instinto explorador, ¡os encantará!

Inconvenientes
Todo alojamiento tiene necesariamente inconvenientes... y difícilmente hay excepciones. En este caso, son inconvenientes menores, pero ahí van:
- La piscina de la casa es pequeña -una piscina desmontable-, lo que te obliga a ir a las piscinas del pueblo (que por otro lado están realmente bien, con amplitud, limpieza, buen precio y bar). Este es un pequeño handicap si buscáis un destino típico de verano.
- La casa cuenta con un sinfín de elementos decorativos que embellecen y ayudan a crear una atmósfera creativa en toda la casa. Algunos de estos objetos son delicados, y hay que tener cuidado de que los niños no los manoseen más de lo necesario -nos consta que la casa es muy tolerante en este aaspecto-.

23 de agosto de 2014

Museo del juguete de Figueres: un viaje nostálgico para niños y no tan niños



La evolución de los célebres cines NIC (1930-1950)
Si hay una visita agradecida cuando vas con niños son los juguetes. ¿A qué niño no le gustan? Ahora bien, ¿será igual de bienvenida una visita a un museo de juguetes? Lo hemos probado en Figueres (Girona), y la respuesta es clara: triunfo absoluto.
El ‘Museu del Joguet de Catalunya’ está en pleno centro de Figueres, que como sabéis es la ciudad que aloja también el Museo Dalí (principal foco de atracción de la ciudad). Concretamente, en la calle Sant Pere número 1, junto a la Rambla.
Antes de seguir, aquí van los horarios: de junio a septiembre, abre de lunes a sábado (10 a 19h) y domingos (11 a 18h). De octubre a mayo: cierra los lunes. Abre de martes a sábado (10 a 18h) y los domingos (11 a 14h).
Es un museo pequeño, pero muy bien aprovechado y también muy bien cuidado.
De todas formas, si por algo os recomendamos una visita a este museo es por tres motivos:
1. El personal: cuando vas con niños, se agradece muchísimo que los empleados de cualquier establecimiento (pero muy especialmente de éste) hablen con los niños y sean simpáticos con ellos. Por ejemplo, que les pregunten el nombre al comprar la entrada, que les sonrían. Así ha sido, asi que un 10 para las trabajadoras de este museo.
2. Precio: los niños no pagan. Al menos los menores de 6 años. Eso sí es noticia, ¿no creéis? Los adultos pagan 6 euros por cabeza.
3. Las piezas están expuestas de forma atractiva y estética, seduciendo por igual a niños y mayores.

En la entrada encontraréis una magnífica torre Eiffel de mecano, fabricada con 9.832 piezas y 8.623 tornillos. Y un primer ‘aperitivo’ de lo que encontraréis escaleras arriba. En cuanto subimos las escaleras, un colorido teatro nos hace de pórtico de entrada. Y, sobre el techo, el osito equilibrista Ernest recorre incansable su cuerda a derecha e izquierda. Los niños lo miran boquiabiertos.

Una vez dentro, ya os avanzamos que, tengáis la edad que tengáis, vais a pasar un buen rato. Lo que nos propone el museo es un viaje nostálgico (pero también documental) a través del juguete. Encontraremos muñecas de principios de siglo XX,  una clínica para muñecas de 1928, un espacio dedicado al cine NIC, otro al ratón Mickey, recortables, trenes eléctricos, coches de pedales centenarios, casas de muñecas... Incluso una joya como un teatrillo alemán de 1860.

Todos los juguetes están expuestos detrás de una vitrina. Os parecerá una obviedad, pero a los padres normalmente nos tranquiliza saber que si uno de los niños se escapa de nuestro control durante un momento no va a romper nada.
Otra cosa interesante de este museo es que tienen un espacio de juegos en la entrada, donde padres e hijos pueden jugar a juegos de toda clase, y otra pequeña sala arriba con el mismo fin. También hay una tienda de recuerdos y juguetes.

Más información en la web del museo: www.mjc.cat
¡Aquí van algunas fotos!

Entrada al museo


Clínica para muñecas (1928).

¿Qué os parece este coche a pedales? Data de 1932.

Cocinita de época.


Teatrillo Guiñol.

'Las guerras modernas' y otros juegos bélicos...

El ratón Mickey ha ido evolucionando con el tiempo...

Vale, impresionan un poco. Pero así eran las muñecas antiguas...

Ositos de peluche: ¡no podían faltar!


Teatro-entrada en la primera planta


Tren eléctrico de 1937.

17 de agosto de 2014

Fin de semana con niños en Sort y el Parque Nacional de Aigüestortes

El 'estany de Sant Maurici', este mes de agosto. Una  excursión para no perderse.
Cuando alguien nos habla de un destino de montaña, inevitablemente pensamos en los niños. ¿Se aburrirán? ¿Será peligroso? ¿Acabaremos arrepintiéndonos? Venciendo estos reparos, nos decidimos por pasar unos días en Sort, en pleno Pirineo de Lleida, y no nos arrepentimos.
Sort es conocido principalmente por dos cosas: es un foco tremendamente activo de deportes de aventura y es, también, la sede de la famosa administración de loterías de La Bruixa d'Or.

Magnífico tobogán de piedra
Dejemos de lado esto último (a pesar de las colas que veréis para comprar un décimo) y vayamos a lo interesante: contrariamente a lo que yo pensaba, Sort es un pueblo muy interesante para los niños. Una muestra clara es que abundan los parques infantiles, como el que hay en la Avinguda Comtes del Pallars -la calle central de Sort-. Tiene una gran extensión de césped y hay columpios de toda clase. Pero la estrella son los dos toboganes de cemento que dan acceso al parque: un larguísimo y pronunciado tobogán que os producirá pánico al principio y que finalmente triunfarán entre los niños (y tal vez entre los padres, ¡que acaban haciendo carreras entre sí!).

Un bañito en el Noguera-Pallaresa
Por otro lado, el río que atraviesa Sort de punta a punta, el Noguera Pallaresa, no sólo es el escenario de descensos de rafting y competiciones de kayak, sino que también es un lugar idóneo para que los pequeños se bañen. La orilla del río es poco pedregosa en varios tramos, similar a una pequeña playa. Pueden refrescarse en los días calurosos en un entorno natural. Eso sí: hablamos de la orilla; en principio no es un lugar adecuado para nadar.
En cuanto al alojamiento, nosotros optamos por los apartamentos Adelaida Pessets, que por un precio razonable (algo menos de 100 euros/día en temporada alta) nos permitieron ahorrar algunos gastos en comida. Son unos apartamentos muy bien ubicados, en pleno centro, y están bien equipados. Además están en un edificio modernista que le dan un toque singular. Quizá los apartamentos fallan un poco en la limpieza al llegar, pero vaya, en conjunto son más que correctos.
Por si queréis comer/cenar fuera, justo abajo hay un restaurante/cafetería que pertenece también a Pessets. Y, aparte, un par de recomendaciones: la primera, no os perdáis una visita al puesto ambulante de crepes que hay frente al apartamento -a 150 metros-. Se llama 'Crepes de muntanya', y tiene una considerable variedad de carta. La creperia funciona bajo el concepto 'slow food' y suele tener unas colas considerables. Por algo será...
¡No os perdáis esta crepería en Sort!
Y si queréis comer unas pizzas buenas a buen precio, vale la pena hacer una visita a Rialp, concretamente a la pizzeria 'Gall fer'. Suele llenarse, así que no es mala idea ir pronto.
Y en cuanto a los planes para hacer,os propongo dos: por un lado, una salida a caballo en cualquiera de las hípicas de la zona (por unos 20 euros podéis hacer una salida de una hora, acompañando al niño/a sobre el caballo si es muy pequeño).
Por otro lado, una excursión increíble al lago de Sant Maurici, que forma parte del Parque Nacional de Aigüestortes. Abajo tenéis algunas fotos que hablan por sí solas, pero os avanzo que es una salida de 4 km de subida y otros tantos de bajada (desde el parking de Espot). Es un recorrido de dificultad media-baja, que se puede hacer con niños acostumbrados a paseos largos (no es una excursión difícil, pero conviene tener mínimamente concienciados a los niños). Nosotros lo hicimos con una niña de cinco años. El último kilómetro es de subida pronunciada. Los otros tres son llanos o de subida moderada. En cualquier caso, una excursión excepcional que tiene premio al llegar arriba, con un enorme lago rodeado de verdes prados y caballos corriendo en libertad.

Un momento de la subida a Sant Maurici

Los caballos juguetean con los excursionistas junto al lago de Sant Maurici

Otra vista en Sant Maurici, con los caballos al fondo

¿Qué os parecen estos impresionantes caballos?

Un momento de la excursiónal lago, al inicio

Cascada de agua en el camino de subida a Sant Maurici